Century Media - 2012 |
Hoy toca hablar del nuevo disco
de PARADISE LOST. Y ya os aviso desde un principio que no voy a ser nada
objetivo respecto a lo que vaya a decir seguidamente. Imposible. Y no puedo
serlo por la simple razón de que es una de esas bandas fetiche que a uno le
tienen ganado el corazón, y que te acompañan durante la vida, tanto en los
buenos como en los malos momentos. Así que contra mi, es un grupo que juega con
ventaja, qué le vamos a hacer. Por suerte somos muchos los que religiosamente
esperamos cada nueva entrega discográfica de los ingleses, que para bien o para
mal, eso ya lo dejo al gusto del consumidor, siempre nos sorprenden.
El culpable de que PARADISE LOST
sean lo que son, y que no hayan publicado nunca dos discos iguales, no es otro
que el señor Gregor Mackintosh, que en su particular forma de entender la
música, no sólo es capaz de engendrar a la criatura mastodóntica que es
PARADISE LOST, sino a todo un género musical, Gothic Metal, así como quien no
quiere la cosa. Supo sintetizar a la perfección el rock gótico de THE SISTERS
OF MERCY o FIELDS OF THE NEPHILIM con el sonido más metálico.
Desde el Death/Doom cavernario de
su debut Lost Paradise (1990) ha
llovido mucho, y no siempre a gusto de todos. Muchos fans de la old-school se
sentían traicionados por el cambio de rumbo y la deriva de un sonido
inicialmente duro y pesado, que iba cediendo paulatinamente el terreno a
melodías más accesibles y a un predominio de los sintetizadores, y que daría
como punto de inflexión el controvertido Host
(1999) más cerca de los postulados del Synth-pop, oscuro, eso sí, que de
los riffs pesados del Metal. Pero centrándonos en la última etapa de la banda,
que para un servidor tendría como inicio su fichaje por el sello Century Media,
la publicación de su genial In Requiem
(2007) supuso toda una declaración de intenciones con un endurecimiento de
su sonido y una aparente vuelta a la etapa clásica de la banda. Su continuador Faith Divide Us, Death Unites Us (2009)
no hizo más que ratificar la deriva metálica para gozo de sus fans de toda la
vida, que volvieron a reconciliarse con nuestros queridos gentlemen.
Desde que me enteré de la noticia
de que PARADISE LOST sacaban nuevo disco el 2012, me he pasado todo este tiempo
frotándome las manos como impaciente mosca ante un banquete de rica mierda. Y
después de una larga espera, al fin ya puedo tomar asiento con el resto de
comensales, a desmenuzar las piezas, y a degustar este manjar sonoro que es Tragic Idol (2012). Ya estoy salivando.
Con “Solitary One”, PARADISE LOST
nos dan la bienvenida. Escuchamos las primeras notas, oscuras, opresivas, y una
minimalista y decadente melodía de teclado, y al instante ya tenemos claro que
la bienvenida no es nada calurosa, ni falta que hace. Pero es al arrancarse el
nigromante Mackintosh con su melodía
de guitarra cuando tu cuerpo ya empieza a sentir que algo se remueve ahí dentro.
Instintivamente me echo las manos a las pelotas porque algo me dice que Nick
Holmes va a hacer acto de presencia en cualquier momento. Y efectivamente, el
mítico cantante rubiales aparece furioso como hacía tiempo que no se le escuchaba,
como si intentara exorcizarse de todos sus males a la vez que nos propina una
buena patada en los bajos -menos mal que he sido precavido-. “Crucify” sigue en
el mismo camino de la anterior, haciendo gala de una rabia y melodía contenidas
perfectamente calculadas. Parece como si PARADISE LOST hubieran podido rescatar
la fórmula de su mejor etapa, la de los maravillosos Gothic (1991), Shades Of God
(1992), Icon (1993) y Draconian Times (1995). Ya me empieza a
asomar la lagrimilla.
Pero esperad que aún no está todo
dicho, porque con “Fear Of Impending Hell” vamos a uno de los momentos álgidos
de Tragic Idol. Una auténtica joya,
no sólo de este álbum, me atrevería a decir que de toda la discografía de los
ingleses. Un tema más melódico, en comparación a lo que veníamos escuchando
hasta ahora, pero donde los dotes compositivos del maestro Mackintosh salen a
relucir una vez más, incluyendo uno de sus clásicos solos, que acaba convirtiendo
lo que inicialmente era lagrimilla en llanto de felicidad. “Honesty In Death”
es otro tema genial, con un magnífico estribillo para poder cantarlo a pleno
pulmón en los conciertos, seguro que no va a faltar a partir de ahora en todas
sus giras. Continuamos para bingo.
El poderío riffero continúa sin
cesar ni un solo segundo con “Theories From Another World”, “In This We Dwell”
y “To The Darkness” alternando con maestría las melodías góticas que por
momentos me recuerdan al Draconian Times y
las cabalgadas metálicas cruje-cervicales. Estamos posiblemente ante los
momentos más heavies del disco. Pero antes de que esto llegue a su fin, tenemos
que pasar por dos temas más melódicos como son “Tragic Idol”, muy en la onda One Second (1997) pero con el sonido PARADISE
LOST actual, lo cuál le hace ganar fuerza y empaque; y el que para mi es el
momento más bajo de Tragic Idol, “Worth
Fighting For”. Para ser sincero, no me acaba de entrar del todo esta canción,
sin ser mala, ojo, no acaba de encajar con el resto de temas del álbum. Y para
terminar con este suculento banquete, nada mejor que “The Glorious End”, que
suena a Icon que da gusto, y que
haciendo honor a su nombre nos regala una monumental despedida, de las que
inevitablemente hacen volverte y mirar atrás mientras te vas alejando, todo esperando
que llegue el momento de revivir el viaje.
No se puede pedir más. El señor
Mackintosh y sus muchachos nos han sorprendido de nuevo, y creo que hay acuerdo
unánime entre la parroquia, de que la sorpresa hay sido muy grata. Un disco a la altura de sus álbumes clásicos
de la primera mitad de los 90. Unos PARADISE LOST en estado de gracia
compositiva.
2. Crucify
5. Theories From Another World
6. In This We Dwell
7. To The Darkness
8. Tragic Idol
9. Worth Fighting For
10. The Glorious End